El lado B


Es viernes. Quise caminar un poco. Me bajé en metro San Joaquín. Por qué no. Al paso dos, saliendo de la estación, me contesté el "por qué no". San Joaquín es el lado B de Polanco. No es clasismo. Sólo que no me agradan cierto tipo de miradas. Aún así, enfilé hacia Ferrocarril de Cuernavaca. Literal es el patio trasero de condominios de lujo y complejos de oficinas. De esa lado del mundo camina la auténtica clase obrera y trabajadora. ¿Qué pasará con los vecinos de los alrededores? Se aferran en la orilla de sus viviendas y comercios. "Farmacia Lupita", "Birria José", "Cocina Rosita". Caminas 8 minutos más, hacia el Nuevo Polanco, y ves un atisbo de la civilización y el progreso: un OXO. El paso intermedio (o final) hacia Plaza Carso con su Fifth Six Avenue.

¿A dónde irán las señoras que cada mañana salen a vender tamales y atole a las decenas de albañiles que construyen los multifamiliares de lujo? ¿Alcanzará el agua? ¿Cuánto cuesta uno de esos departamentos? ¿Quién los habitará? ¿Se está lavando dinero?

Tras pasar el "otso", veo a algunos vecinos con sus perritos chillones. Perdón, pero no todos los perros son agradables. Seamos pet friendly, pero asumamos que no todos los animales son friendly consigo mismos ni con sus humanos. Perdón. Una pareja mayor observa cómo se entretiene su perro oliendo el pasto cerca de las vías del tren. Ambos tienen cara de "qué hacemos aquí". El señor mira a su alrededor. La señora le pregunta si siguen caminando o se regresan. "Mmm." Seguro el buen hombre piensa que en la maqueta se veía mejor. Que el "render" o la animación 3D de la torre A en el Nuevo Polanco se veía más habitable, sin tanto cuerpo laboral corriendo para llegar a checar. Sin tanto ruido. Sin esos olores que le remiten a zonas escabrosas.

Al fin llego. Y me pregunto qué sentido tiene esta "fancidad" (de fancy).

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